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EFEMÉRIDE

Cuando genéricamente se utiliza el término "Inmobiliaria", puede aludirse a algunas facetas de la profesión, o a todas.

En nuestro caso sólo desarrollamos en la actualidad, únicamente la relativa al ofrecimiento en  venta o locación de inmuebles de todo tipo.

Muchos colegas desarrollan la actividad completa, realizando también remates de hacienda, de objetos, maquinarias, mercaderías, rodados, inmuebles, etc., en forma privada o judicial.

Y existen varios casos de quienes se especializan en la realización de subastas o remates exclusivamente.

Es tan importante esta última faceta, que de ella proviene la preponderancia en el orden de los términos que enuncian nuestra profesión, cuando se la denomina "Martilleros y Corredores Públicos", entendiéndose por "Martilleros" a quienes están habilitados para rematar en subasta pública, y por "Corredores" a quienes lo están para efectuar ofrecimientos de ventas o alquileres inmobiliarios particulares.

La conmemoración de nuestra profesión se celebra el día 11 de octubre de cada año.

En dicha efeméride se desarrollan en cada lugar, distintos actos que no hacen ni más ni menos que: recordar hechos y antepasados, reflexionar para el constante perfeccionamiento, y proyectar acciones futuras de orden profesional.

Uno de los grandes impulsores de nuestra profesionalización, el Dr. Miguel Alberto Piedecasas, Director Académico de la carrera de Martillero y Corredor en la Universidad Nacional del Litoral, nos reseñó que la instauración del 11 de octubre como "Día del Martillero Público" se produjo el 22 de diciembre de 1945, en la asamblea llevada a cabo por la Federación Argentina de Entidades de Martilleros, en conmemoración de la Asamblea Constitutiva de pioneros y forjadores de la profesión realizada en la ciudad de Tandil el día 11 de octubre de 1943, con la intención de formar una Asociación, Federación, o Colegio de Martilleros y Corredores Públicos. Y en agosto de 1986, en la Asamblea llevada a cabo en la ciudad de San Juan por la Federación Argentina de Entidades de Martilleros y Corredores Inmobiliarios (FAEMCI), se declaró que también el 11 de octubre quedaba fijado como Día del Corredor Inmobiliario.

No obstante la expresión "martilleros", data desde el 26 de marzo de 1822, según la resolución ministerial de Bernardino Rivadavia, que autorizó la apertura de "casas de martillo", para la venta de frutos y productos del país.

Es ésta una profesión netamente de servicio. En este servicio predomina la intermediación como factor interactuante entre dos o más partes, que persiguen un mismo objeto comercial transaccional. Quien entiende en su justa medida la valorización y significado del término servicio, estará realizando convenientemente para sus clientes, el servicio que ellos requieran.

Vaya como final, de quien no remata y sólo se dedica al ofrecimiento en venta o alquiler de inmuebles de manera particular, un muy pequeño homenaje a aquellos, que sintiéndolo desde muy adentro de ellos mismos, como sucedió con mi padre Enrique Máximo Rosanigo, tienen y desarrollan o tuvieron y desarrollaron su inmensa capacidad en la ejecución de los remates públicos.

Según me refirió el recordado ex-colega y amigo Don Juan Alfredo Saldías, sobre un artículo de la Revista de la Corporación de Rematadores, firmado por el martillero Don Guillermo Ortiz de Guinea, éste contaba lo narrado por Marco Tulio Cicerón, quien con mayores detalles y abundamiento se extendía sobre una anécdota que aquí va resumida:

"... tuve ocasión por tardanza del martillero, de que me permitieran ensayarme en el oficio. Se ponía en remate un magnífico cerdo campeón, y comencé con mi lenguaje florido, culto y muy abundante, hasta que luego de 15 minutos de elogio integral, mitológico, e histórico al cerdo, leyenda egipcia incluida, una voz áspera surgida del público, interrumpió: --- ¡Que lo saquen a ese macaneador!... Y mientras me obligaban a salir, oí la voz de mi reemplazante que muy rápido y conciso decía: --- ¡No perdamos tiempo señores! Pongan precio al chancho, ¿cien, doscientos pesos por el chancho? La cola sola vale eso. ¡Esto es una pichincha! A ver Don Martín, no se me haga el distraído, doscientos, doscientos, trescientos... trescientos tengo, rapidito señores... ."

Es que en la majestad de la altura, subido el martillero al banquito, escalera, o tarima, asomando por encima de todas las cabezas, la fugacidad del tiempo sólo le da para palabras justas y medidas, surgidas de la inmediatez de las miradas, y de su rápida percepción de los gestos de la concurrencia.

Don Luís Guaraglia, quien plasmó en manuales sus conocimientos sobre la profesión, acotó en una conferencia brindada por Radio El Mundo, en el año 1943:

"...arte huérfano de crítica ilustrada, que no se enseña en los liceos, y cuyo único censor es el pueblo, ese consagrador de todos los valores positivos y perdurables. Formas complejas y fugaces del pensamiento, captadas a la luz de un relámpago por el martillero, euforia del lenguaje, cuya preceptiva aún no se ha escrito, vibraciones de sonidos cortos con espacios justamente medidos, magia de los números que van creciendo sobre la concurrencia, hasta que el rematador, en los momentos de su máxima realización, es un soberano señor de la voluntad y la palabra. No debe ser el introito del remate prolongado y minucioso, son por el contrario sus elementos característicos: pinceladas plásticas y ligeras".


En realidad, el remate es un ARTE. Arte de la expresión verbal, con mucho de improvisación, rapidísima sicología, y permanente inventiva. Las palabras no cesan, además fluyen, dominan y ejecutan. Sus acciones transforman situaciones, trasladan bienes y mercaderías entre poseedores, y alimentan sueños y esperanzas. Cada vez en contados segundos. El rematador es entonces, un PROFESIONAL DEL ARTE, y por consiguiente su arte supremo es el REMATE.

Felicitaciones a los colegas que lo practican.

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